jueves, 17 de noviembre de 2011

PRÁCTICA 3: EL ESPAÑOL EN ESTADOS UNIDOS

Para esta, nuestra tercera práctica, hemos tenido que buscar algunos datos referentes al uso del español en los EE.UU.

Uno de los primeros datos que nos ha llamado la atención ha sido el conocer que EE.UU no tiene lengua oficial. Un error común es creer que el inglés es la lengua oficial de EE.UU.
Este dato convierte al español en una lengua con igual valor cualitativo (al margen de conveniencias políticas) pero menor valor cuantitativo. Aún así, EEUU, es el 2º país del mundo en cantidad de hispanohablantes (después de México).

Las proyecciones del censo estadounidense colocan el número de hispanos en 2050 en  105 millones, una cuarta parte de la población global del país. El español está derribando las barreras ideológicas y políticas que restringieron –y hasta prohibieron– su uso en el ámbito público durante gran parte del siglo pasado. Más angloparlantes lo estudian, más entidades lo utilizan y cada vez más ciudades exhiben sus carteles en ambos idiomas.
Otro de los datos que nos ha llamado la atención en nuestra investigación ha sido la publicación que el Instituto Cervantes ha dado sobre las matriculaciones de alumnos estadounidenses en asignatura de español (6 millones de matriculados).
Este auge del español también tiene su manifestación en la industria literaria. Las ediciones de las grandes editoriales ya imprimen sus principales títulos en los dos idiomas .

El fenómeno (del crecimiento del uso del español) es todavía más llamativo en los medios de comunicación: en estos momentos hay en torno a 550 emisoras de radio y 55 cadenas de televisión,  según datos de la directora del Instituto Cervantes. Los inmigrantes, además, fueron quienes llevaron adelante los proyectos de emisión y creación de contenidos.
Tal es el caso de la argentina Gabriela Natale, periodista en Texas, quien, tras realizar coberturas para Continental y CVN, firmó un contrato con Univisión para convertirse en la cara de las noticias para el oeste de ese estado. “Aquí hay una conciencia cada vez más grande de que no hace falta elegir entre uno u otro idioma, se puede dominar ambos y de hecho hay cada vez más mercado y más beneficios para quienes hacen un esfuerzo de ser bilingües”.
Natale, quien es ahora conductora de Super Latina, un programa en español dedicado a las mujeres hispanas, asegura que la expansión del castellano ha impulsado a muchas cadenas a transmitir mezclando idiomas, como MTV, TR3S y MUM2, dirigida al público joven. “Siento que hay una revaloración de las raíces latinas entre los jóvenes hispanos y que el español está empezando a ser considerado como algo cool”, añade.
Esta creciente importancia del español y su interacción con el inglés está siendo uno de los temas de discusión en los principales foros de debate. La traducción al spanglish de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha avivó aún más el furor por la nueva forma de comunicarse entre latinos y anglosajones en Estados Unidos, y según los académicos reafirma la aparición de una cultura hispano-norteamericana.
“El spanglish es el matrimonio –o el divorcio– no sólo de dos lenguas sino de dos civilizaciones. Es un mestizaje lingüístico que, en sí mismo, demuestra un mestizaje más amplio: el del mundo anglosajón con el hispánico”, consideró  Ilan Stavans, lingüista del Amherst College, en Massachusetts, y autor de la traducción de la obra de Miguel de Cervantes.

Si bien no puede ser considerado aún un idioma, “ya existen proyectos de codificación sintáctica”, dice Stavans, y advierte que “hay una curiosidad imparable” por el spanglish y el castellano.

La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, sostiene en cambio que no cree en que haya un “avance” del spanglish, más bien lo contrario: “Es un fenómeno puramente pasajero que afecta a hispanohablantes que intentan expresarse en inglés sin dominar la lengua. La tendencia es a hablar las dos de forma correcta, porque ello supone más oportunidades en el mundo de la economía y el mercado laboral”.
Hay dos tendencias contrapuestas en lo referente a spanglish, los defensores de este como un nuevo idioma surgido de la interacción y los detractores , que ven el uso del spanglish como consecuencia del desconocimiento del idioma. En este programa de televisión podemos ver un debate entre estos dos puntos de vista:










Artículo: El español en Estados Unidos: problemas y logros. Odón Betanzos Palacios. Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.






EL ESPAÑOL EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Los modernos medios de comunicación, la revolución en el transporte de mercancías y personas y, cómo no, Internet, están posibilitando un desarrollo de una lengua foránea en Estados Unidos que ninguna otra oleada de inmigrantes pudo haber soñado ver tan asentada como el español. Aumentan los canales de televisión, las emisoras de radio, los medios escritos… Dado su alcance social, los medios en español están empezando a ocupar un lugar estratégico en los mecanismos políticos y socioeconómicos de distribución de poder. A la vez, esa presencia estratégica exige una definición ideológica que sin duda acaba teniendo influencia sobre lectores, oyentes y telespectadores.

Cada vez son menos los usuarios del español que dudan sobre quién o quiénes dictan la norma de uso. Mucho más que los diccionarios, las gramáticas y los libros de ortografía, hoy en día las verdaderas guías de uso del español actual son los manuales de estilo, y la mayor parte pertenecen a los medios de comunicación, es decir, a la prensa, tanto escrita como oral; manuales que, en muchas ocasiones, están redactados o supervisados por expertos en la lengua, y en los demás casos están copiados de los primeros. Así, pues, cualquier persona que se aproxime al estudio del español deberá tener muy en cuenta el uso que de éste se hace en la prensa y deberá consultar los libros de estilo de periódicos, emisoras de radio y canales de televisión, en los que encontrará resueltas muchas de las dudas que se irá planteando a medida que avance en su conocimiento. Hay que tener presente que los verdaderos maestros del español son los medios de comunicación, que se encargan de difundir los nuevos usos de la lengua; hasta tal punto es evidente ese papel de la prensa que la Real Academia Española, al redactar las últimas ediciones  de su diccionario , utilizó los textos de la prensa como referencia y les dio la misma importancia, o quizás más, que a los textos surgidos de las plumas de los grandes escritores.

El español de Estados Unidos está constituido por un conjunto de subsistemas que reflejan el español de los países de origen de cada grupo y que además está sometido al contacto con el inglés . El hablante bilingüe tiende a simplificar la lengua subordinada, según algunos autores, para compensar el esfuerzo de operar con dos sistemas. Pero además esta simplificación se extiende al discurso de los hispanos entre sí; estos tienden a evitar regionalismos, juegos de palabras o términos que puedan dificultar la comprensión del mensaje. 

Según Graciela Reyes, profesora de la Universidad de Illinois : “Siempre habrá periodistas procedentes de distintos países hispanohablantes y, poco a poco, casi sin darse cuenta, van dejando de usar los localismos propios de cada país y van confluyendo en una forma de escribir en español válida para todos”.


El vocabulario de los programas de noticias internacionales de la televisión está dentro de la norma hispánica general. Las voces que podrían considerarse marcadas o con filiación son muy pocas. En lo relativo a la pronunciación,  las tres normas que se escuchan en los informativos son adecuadas y corresponden al uso culto del lenguaje cotidiano de las áreas donde se emplean.







La televisión busca, por sus propios intereses, utilizar un lenguaje que pueda ser comprendido por el auditorio internacional. Por eso no parece necesario exigirle que lo haga. La norma hispánica  se tendrá que hacer entre todos, sin predominio de ninguno. Esa norma general siempre tendrá variantes —mayores en el habla cotidiana que en el lenguaje de los medios— y, como en toda lengua viva, se modificará para adecuarse a las nuevas realidades, que no son las mismas para todos los países hispánicos. Por eso, en vez de pensar en una norma unitaria, habría que promover la unidad esencial dentro de la variedad. Los modelos del bien hablar están dentro de cada país o cada región.

La traductora técnica, Lucia Rodríguez Corral, a lo largo de su estudio del español estándar plantea la existencia de “una variedad de español válida para todos los países de habla hispana, distinta a la variedad local y común para todos los hispanohablantes”. 

“Los medios (sobre todo la televisión y el cine) ayudan a difundir una misma lengua en todos los lugares a los que llega. […] en los medios de comunicación tiende a usarse un español exento de regionalismos, en ocasiones de manera consciente. […] El español que se difunde en los medios es homogéneo internacionalmente, y esto unido a la gran influencia que éstos tienen sobre la población, ayuda a unificar el español en el mundo. […] hablar un español estándar no es algo abstracto, como en principio pueda parecer, sino que tiene aplicaciones prácticas, incluso comerciales.”

“[…] ¿existe la posibilidad de crear un español estándar que sirva para todos los países? A pesar de todas las diferencias anteriormente expuestas y siendo conscientes del problema, en la mayoría de los casos la respuesta es sí, ya que cuanto más culto sea el texto, más  homogéneo será el idioma utilizado. El único problema con el que podemos encontrarnos es la terminología, debido a la mayor influencia del inglés en el español hispanoamericano. A pesar de ello, en la mayoría de casos siempre es posible encontrar un término neutral internacionalmente aceptado”.

Otra manera de llamar a esa forma de nuestra lengua: «español común», es la que emplea José Antonio Millán en su ponencia presentada en el congreso de Zacatecas y titulada El español en las redes globales:
“La mencionada versión del español es lo que se suele conocer como “español neutro”, y que quizás merecería más llamarse “español común”. Cada denominación recalca un aspecto: el propósito del emisor es, efectivamente, que la variante resulte neutra (es decir, no marcada respecto al lugar de procedencia) para cualquier oyente del ámbito hispano; el medio para lograrlo, es escoger los términos que son comunes a las distintas variantes nacionales.»

Y en ese mismo congreso, el entonces director de Radio Exterior de España, Fermín Bocos, usaba ese mismo nombre al hablar de la necesidad de cuidar el uso del español en la radio:

“[…] Una radio que en su expresión hispanoamericana, a mi juicio, deberá cuidar, mimar, extremar incluso, las preocupaciones para preservar nuestro idioma y mantener su unidad. Para frenar el avance de un español plagado de anglicismos y otros extranjerismos o de signos híbridos o falseados y poner en su lugar un español común, fundado en una auténtica universalidad y con predominio de un léxico de mayor prestigio.”

Por otro lado, Mariano Cebrián Herreros, profesor de la Universidad Complutense de Madrid,  propuso otra visión sobre el uso del español neutro en el ámbito de  la información televisiva.

“No se trata de buscar un idioma neutro que elimine los estilos de cada medio ni el estilo de cada uno de los periodistas usuarios que siempre son enriquecedores, sino de alcanzar una corrección del idioma común, estandarizado y un uso modélico”.

El profesor propone la elaboración de un Libro de estilo idiomático general válido para todos los canales de televisión de habla hispana que permita estandarizar las vacilaciones y dudas y dar orientaciones en lugar de que cada medio tenga que dar solución particular a estos problemas comunes, y con la suficiente flexibilidad como para dejar margen a las peculiaridades idiomáticas de cada país y de cada medio.

“ Un Libro de estilo idiomático no debe ser nunca una restricción de la riqueza de usos siempre que estén dentro de lo correcto”.

La National Association of Hispanic Journalists (NAHJ), en la que se agrupan los principales diarios, radios y televisiones en español de Estados Unidos, ha creado un grupo de trabajo formado por periodistas de distintos medios y distintas nacionalidades y les ha encargado la redacción de un manual de estilo común para todos ellos.

¿Cabe la posibilidad de que esos libros, de que esos acuerdos posibles y necesarios, nos lleven en poco tiempo a crear un español internacional para los medios de comunicación?

Veamos algunos ejemplos de prensa en la que se sigue unas normas de uso uniforme:


El Diario (Nueva York)                                                          La Opinión (Los Ángeles)




Enlace: http://bit.ly/rpPEDU                                                                        Enlace: http://bit.ly/uLJDu6       


El uso del español en los medios locales refleja la composición de la comunidad inmediata, el propio sabor y las expresiones idiomáticas específicas, así como también la influencia del inglés. En los medios nacionales se manifiesta la audiencia nacional, con una influencia atenuada del inglés y con una característica más localista. Sin embargo, en los medios internacionales se vislumbra una necesidad de comprensión a nivel mundial, con un lenguaje claro, simple, de uso general, evitando extranjerismos.

Los periodistas, corresponsales, redactores, editores y presentadores se sirven de instrumentos y estrategias para realizar un buen manejo del idioma: manuales de estilo, diccionarios, búsqueda de recursos en Internet, consultas, mensajes de la audiencia, entre otros. Se sigue un proceso de depuración idiomática que comienza en la redacción, continúa en una revisión obligatoria y termina con la verificación de salida al aire.

El Nuevo Herald (Miami)






Dentro del Manual de estilo se establecen normas de uso uniforme por ejemplo: no se usa ni americano ni norteamericano, se usa estadounidense como gentilicio de Estados Unidos; se usa coche bomba en vez de carro bomba o autobomba, presupuestario y no presupuestal. También hay un manejo de conceptos nuevos como la InfoCinta, ethnic profiling, que sería la `singularización racial´ y el soft money o sea «contribuciones indirectas». Los periodistas evitan usar anglicismos en el vocabulario de redacción: aggresive como `enérgico´ y no como `agresivo´; act, como `ley´ y no como `acta´; domestic, como `nacional´ o como `interno´, pero no como `doméstico´. También en la gramática se toman las medidas pertinentes para evitar modificaciones de estilo.

De ese «español internacional, estándar, neutro, común…» se ha dicho mucho, se sigue diciendo y se seguirá, hasta que algún día, dentro de dos o tres siglos, nuestros descendientes comiencen a analizar y estudiar las variedades del español que aún eran evidentes en los medios de comunicación del siglo XXI.

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  • BOCOS, Fermín: «La radio y las nuevas tecnologías: avances y riesgos», La lengua española y los medios de comunicación. (Actas del Primer Congreso Internacional de la lengua española). Ed. Siglo XXI, México, 1998
  • CEBRIÁN HERREROS, Mariano: «La lengua en la información televisiva (nuevos territorios del español)», en: La Lengua Española y los medios de comunicación. (Actas del Primer Congreso Internacional de la lengua española). Ed. Siglo XXI, México, 1998
  • ÁVILA, Raúl: «Los medios de comunicación masiva y el español internacional», Actas del II Congreso Internacional de la Lengua Española, Valladolid, 2001,
  • Alberto GÓMEZ FONT. El «español internacional» y la prensa hispana en Estados Unidos: La posible y necesaria unidad del español en los medios estadounidenses.

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